Ubicadas en lo que alguna vez fue el antiguo foro romano de la ciudad de Monturque, estas cisternas desempeñaron un papel vital en el abastecimiento de agua para la comunidad. Originariamente, recolectaban agua de lluvia que se filtraba desde los tejados de las viviendas hasta una fuente central, desde donde se dirigía a las cisternas subterráneas a través de un intrincado sistema de canalización. Este sistema permitía filtrar sedimentos y garantizar la calidad del agua almacenada, que era utilizada principalmente para abastecer a las termas romanas cercanas.
Redescubrimiento y Reconocimiento
Durante décadas, las cisternas permanecieron enterradas y olvidadas, utilizadas ocasionalmente como osario, panteón e incluso sala de autopsias. Sin embargo, en 1996, tras una exhaustiva investigación científica, se reconoció su verdadero valor arqueológico y se tomaron medidas para su preservación y restauración. Ese mismo año, fueron declaradas Bien de Interés Cultural, asegurando su protección legal y su legado para las generaciones futuras.
Un Viaje a Través del Tiempo
Hoy en día, las Cisternas Romanas de Monturque son un destino turístico popular, ofreciendo a los visitantes la oportunidad de sumergirse en el pasado y explorar la ingeniería y la vida cotidiana de la antigua Roma. El Ayuntamiento de Monturque ha llevado a cabo importantes trabajos de musealización y puesta en valor, incluyendo la instalación de paneles informativos, iluminación adecuada y medidas para la protección del sitio arqueológico.
Descubrimientos Adicionales: Los Paseíllos
Junto con las cisternas romanas, Monturque alberga otro tesoro arqueológico: Los Paseíllos. Este yacimiento, descubierto en el mismo área, revela los restos de un edificio de grandes dimensiones, posiblemente utilizado como almacén. Su diseño semisubterráneo y su disposición estructural sugieren una función criptopórtica, con potenciales usos como bodega o espacio de almacenamiento.