El Museo Arqueológico de Sevilla tiene sus orígenes a finales del siglo XIX, cuando se gesta una colección pública de antigüedades, la mayoría de ella extraídas de la ciudad romana de Itálica. No será hasta mediados de la siguiente centuria cuando se consolide y se amplíe con el traslado desde el antiguo Convento de la Merced a su actual sede: el pabellón de Bellas Artes creado por Aníbal González para la Exposición Iberoamericana de 1929, cedido por el Ayuntamiento de Sevilla.
El Museo Arqueológico de Sevilla consta de tres plantas:
En el sótano se abren al público diez salas con la exposición de los testimonios materiales de las distintas sociedades que se sucedieron en el territorio de la actual provincia de Sevilla, a lo largo de la Prehistoria y la Protohistoria.
La planta baja, con dieciocho salas, recoge la Época Romana, la Antigüedad Tardía y la Edad Media hasta concluir con la Edad Moderna.
En la planta alta se ubican la Biblioteca, las Salas de Exposiciones Temporales, el Salón de Actos y las zonas de trabajo interno: Dirección, Administración, Investigación, Conservación, Restauración y Difusión.
Principales colecciones: Prehistoria, Protohistoria, destacando el período del Bronce Final, con testimonios de las culturas fenicia y tartesia. Colecciones romanas procedentes en su mayoría de Itálica, con una importante muestra de estatuaria de época de Adriano. Cuenta con piezas medievales, visigodas e islámicas.
Actualmente se encuentra en la primera planta la Sala Monográfica dedicada al Tesoro del Carambolo.