En tiempos pasados, dos fuentes eran el alma de esta plaza: el Pilar de Triana y la Fuente de Lavaderos. El Pilar de Triana, un vestigio del pasado, servía como bebedero para los animales y era un lugar de encuentro para los lugareños. El primer documento que menciona esta fuente se remonta a un pleito en las Reales Chancillerías de Granada en 1492. Los arrieros y pastores hacían pausas en su camino para que sus animales bebieran, mientras que las mujeres llenaban sus cántaros de agua. La animada atmósfera que las mujeres creaban con sus lebrillos y cubos llenaba la plaza de alegría y comunidad.
Un Testimonio del Pasado
Hoy en día, el Pilar de Triana es el único monumento original que queda, aunque ya no se usa para el ganado. Sus tres caños sueltan de forma intermitente el agua que mana de la Sierrezuela, conocida por su potabilidad. Se sospecha que debajo de la plaza hay un pozo que almacena agua y la vierte a la fuente, funcionando como un sifón.
Por otro lado, la Fuente de Lavaderos ha desaparecido. Este valioso elemento patrimonial fue destruido durante unas remodelaciones hace décadas, lo que lamentablemente significó la pérdida de una parte importante de la historia local. En su lugar, ahora se erige un monumento dedicado a los Malenos que sufrieron en los campos de concentración nazis, especialmente en Mauthausen-Gusen y Buchenwald, honrando la memoria de los muchos ciudadanos que allí fueron detenidos.
Un Lugar de Recuerdos
El Pilar de Triana y los restos de la Fuente de Lavaderos no son solo testimonios de la historia, sino recuerdos vivos de la vida en Posadas. Visitar este lugar permite a los visitantes sumergirse en la rica cultura e historia de la región, mientras disfrutan de la belleza y el encanto del entorno