La historia de la antigua iglesia se remonta a la ermita primitiva, construida en el lugar donde estuvo el Real Maestre de Calatrava durante la conquista de la ciudad. Esta estructura pasó por varias funciones, desde lazareto hasta hospital para pobres y peregrinos, adoptando el nombre de "El Socorro". Fue consagrada como hospital el 2 de noviembre de 1557 por el obispo de Málaga, don Francisco de Pacheco de Córdoba.
A principios del siglo XVIII, la ermita original fue demolida y en su lugar se levantó una nueva iglesia de mayores dimensiones, proyecto dirigido por don F. Gil Ginete, quien logró reunir fondos suficientes mediante limosnas y donativos. La construcción comenzó en 1706 y tres años después el templo abrió sus puertas al culto.
En el siglo XIX, debido al crecimiento poblacional en la zona, el ayuntamiento solicitó que la iglesia del Socorro fuera elevada a parroquia independiente. En 1833, el Papa Alejandro III accedió a esta petición. Sin embargo, hacia mediados de siglo, hubo intentos de trasladar la parroquia al extinguido convento de la Merced.
El edificio del siglo XVIII había sido objeto de restauraciones previas al trágico incendio. Originalmente, la iglesia se situaba paralela a la plaza, con una única nave cubierta por una bóveda de cañón con lunetos y fajones divididos en tres tramos. Su fachada presentaba una portada de piedra tallada con cabezas de ángeles y una hornacina que albergaba la figura del Niño Jesús, obra del escultor malagueño Martín Higuero. Además, contaba con una torre de ladrillo rojo y decoración cerámica, coronada por un esbelto campanario.
El edificio actual, diseñado en su totalidad como una nueva estructura, fue concebido por el arquitecto malagueño Enrique Atencia en 1950 y 1956. Presenta una planta cuadrada con tres naves y está cubierto por cinco cúpulas, una en el crucero y cuatro en los ángulos del cuadrado. Alrededor se disponen varias capillas, todas decoradas con yeserías de estilo barroco. La fachada se destaca por sus dos torres cuadrangulares, de menor tamaño en el cuerpo de campanas que en la base, rematadas con chapiteles de azulejos. La portada principal es de piedra, con un arco de medio punto entre pilastras pareadas que sostienen un frontón partido. En la parte superior se encuentra la hornacina con la figura del Niño Jesús mencionada anteriormente, y el conjunto se completa con un frontón curvo sostenido por grandes ménsulas, donde se destaca el escudo imperial de gran tamaño entre cartelas en el tímpano