Desde el convento, el paisaje se despliega en toda su magnificencia. A la izquierda, la imponente Sierra de Abdalajís; enfrente, las colinas de Virote y El Chopo; al fondo, la mística silueta de El Torcal; y detrás, el Monte Hacho y la Sierra de Aguas. Este escenario natural convierte cada visita en una experiencia única, donde la serenidad del entorno se fusiona con la espiritualidad del lugar.
Historia y Fundadores
El Convento de Nuestra Señora de Flores es una joya arquitectónica del siglo XVI. Fue fundado a finales de ese siglo por los Franciscanos Recoletos bajo la guía de fray Diego Gómez. Estos monjes permanecieron en el convento hasta 1835, cuando fueron exclaustrados debido a la Desamortización de Mendizábal. Desde entonces, el convento ha sido un faro de devoción y patrimonio para la comunidad de Álora.
Arquitectura y Arte Sacro
La iglesia del convento posee una sola nave, destacada por su altar mayor donde se encuentra un camarín de estilo barroco con exquisitas yeserías. Aquí, en un lugar de honor, se encuentra la venerada imagen de la Virgen de Flores, patrona de Álora. Esta imagen, un tesoro entregado por Isabel la Católica en el Real Alcázar de Sevilla a un grupo de vecinos de Álora en 1502, ha sido restaurada en diversas ocasiones, preservando su belleza y significado a lo largo de los siglos.
La Virgen de Flores: Un Símbolo de Devoción
La devoción a la Virgen de Flores tiene raíces profundas en la historia de Álora. Su advocación se debe a los vecinos de Encinasola, quienes repoblaron Álora tras la reconquista. La imagen, que data de finales del siglo XV o principios del siglo XVI, no solo es un símbolo religioso, sino también un emblema de la identidad y la historia local.
Visita y Descubre
Visitar el Convento de Nuestra Señora de Flores es sumergirse en un viaje espiritual y cultural. Cada rincón del convento y su entorno te habla de una historia rica y multifacética, desde los tiempos de Isabel la Católica hasta los días presentes. No te pierdas la oportunidad de explorar este santuario, contemplar sus vistas impresionantes y sentir la paz y la devoción que emana de sus muros centenarios.
