Las Capacheras se asienta en un terreno suavemente alomado, donde la horizontalidad del paisaje se ve interrumpida solo por los pequeños riachuelos y arroyos que lo atraviesan. En esta tierra, en la época ibérica, se levantó un gran oppidum, una fortificación que destaca por su impresionante sistema defensivo. Ubicado sobre tres suaves elevaciones, el asentamiento ofrecía una excelente visibilidad y control del entorno, al tiempo que se mantenía discretamente oculto en una dehesa con cierta espesura.
El oppidum de Las Capacheras se caracteriza por su perímetro amurallado, uno de los sistemas defensivos más extensos y mejor conservados de la provincia. La muralla, de mampostería y con una anchura de dos a tres metros, está reforzada por potentes torreones bastionados, con un total de 44 estructuras de planta cuadrangular y semicircular. Estos torreones, junto a los paños de muralla, se mantienen en excelente estado gracias a los glacis que han ayudado a preservar las bases y alzados de las construcciones.
Las puertas de acceso al oppidum, situadas en los tramos sur, este y oeste, presentan un diseño de ingreso directo con una anchura de alrededor de tres metros, defendidas por torreones a ambos lados. La puerta más occidental mantiene un antiguo camino que aún se usa, revelando la durabilidad y funcionalidad de las vías de comunicación antiguas.
El yacimiento está construido principalmente con piedra local: caliza esparítica y travertínica, con algunos bloques de calcarenita vacuolar. Los bloques de mampuesto se ensamblan sin mortero, encajados a hueso en capas horizontales. Los tramos inferiores se asientan directamente sobre la roca caliza o se cimentan en las margas del terreno, mientras que los alzados presentan bloques más pequeños, sin paramentos ciclópeos ni sillarejo.
En el ámbito del asentamiento, se ha identificado un frente de cantera que revela la actividad constructiva de la época romana. Aún se pueden ver los restos de la fábrica de sillares, indicando que la explotación de la cantera se llevó a cabo en el periodo romano, aunque los detalles exactos del comienzo de la explotación aún no están claros.
En el sector sur, que conecta con el Camino del Cortijo Tineo, se ha encontrado una ocupación extramuros de la época romana, con una notable concentración de materiales constructivos y fragmentos cerámicos, incluyendo ladrillos y tégulas. También se han descubierto restos de una tumba de inhumación, datable a época romana, con un bastidor lateral parcialmente conservado hecho de lajas ortostáticas.
Las Capacheras no solo es un testimonio de la fortificación y la arquitectura ibérica, sino también un reflejo de la vida cotidiana y las prácticas funerarias en tiempos antiguos. Este yacimiento ofrece una ventana al pasado, permitiendo a los visitantes y estudiosos explorar y comprender la rica historia de Archidona
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