Este monumental conjunto ha sido declarado Bien de Interés Cultural desde 1985, y es considerado uno de los rincones más emblemáticos de la ciudad, especialmente apreciado por su belleza y su simbolismo histórico. De hecho, el portal Ruta Cultural la incluyó entre las diez fuentes más bellas de España que hay que visitar.
Etimología
Su nombre tiene un trasfondo histórico que remonta a los hechos de 1341, cuando el rey Alfonso XI acampó en el lugar durante la reconquista de Priego. Fue en ese mismo año cuando la ciudad pasó definitivamente a manos castellanas, después de la victoria sobre los musulmanes, un hito crucial en la historia de la ciudad y la región.
Historia
La Fuente del Rey está alimentada por la histórica Fuente de la Salud, una estructura monumental construida en el siglo XVI que, como su nombre indica, fue dedicada a la Virgen de la Salud. Esta fuente también tiene un valor histórico, pues la talla de la Virgen de la Salud se encuentra en el centro del muro de la fuente.
A lo largo de los siglos, la fuente sufrió varias modificaciones, especialmente desde el siglo XVI, con el fin de aprovechar mejor las aguas del manantial que la abastecen. Sin embargo, fue en 1802 cuando el Consejo de Castilla otorgó la licencia para su construcción definitiva, encargada al arquitecto Remigio del Mármol. El trabajo se finalizó en 1803, y la fuente ha perdurado como uno de los monumentos más queridos de Priego.
En el periodo entre 2017 y 2019, se realizaron importantes trabajos de restauración a cargo del restaurador Manuel Jiménez Pedrajas, con el apoyo de la Diputación de Córdoba, para preservar este precioso patrimonio.
Arquitectura
La Fuente del Rey es una de las más grandes y majestuosas de la región, con 139 chorros de agua que brotan desde la estructura, muchos de los cuales están adornados con mascarones de piedra de rostros fantasmagóricos. La fuente está compuesta por tres estanques dispuestos a diferentes niveles, cuyas formas alargadas y contornos curvos ofrecen una estética que destaca por su elegancia y simetría. Además, la fuente está rodeada por asientos que invitan al descanso y a la contemplación.
En el primer estanque, una escultura que representa a un león y una serpiente luchando ofrece un contraste fascinante, y se atribuye a la mano del escultor José Álvarez Cubero, conocido por su estilo neoclásico. En el segundo estanque, el Neptuno y Anfítrite cabalgan sobre un carro tirado por caballos que emergen del agua, una obra de Remigio del Mármol que resalta por su detallada composición.
El agua fluye de un estanque a otro mediante una cascada, lo que añade dinamismo al conjunto monumental, terminando en un mascarón del Clero, cuyo diseño contribuye a la riqueza decorativa del lugar.