La que fuera cuna del famoso Conde-Duque de Olivares, conserva la cadencia armoniosa y tranquila de otras épocas, ajena al ajetreo urbano vecino. Su núcleo apiñado y blanco, con calles de trazado caprichoso y de singular encanto encierra monumentos como la Colegiata de Nuestra Señora de las Nieves, la Capilla de la Vera Cruz, el Palacio del Conde-Duque de Olivares, el Pósito, la Torre de San Antonio, torre vigía árabe del siglo XII y Abrevadero de la Coriana (fuente) del siglo XIX.
Pasear por Olivares es adentrarte en el Siglo de Oro español. En esta villa del Aljarafe se descubre uno de los conjuntos históricos artísticos mejores conservados de Andalucía. La localidad está marcada por su pasado barroco, contando con un valioso patrimonio monumental, legado de aquella época de esplendor.
Para conocerlo, recorre la Ruta del Conde Duque de Olivares, el valido del rey Felipe IV, quien dio a conocer este pueblo en todo el Imperio español. Pero para ser protagonista de la historia local, ven en mayo al tradicional Mercado Barroco. Un evento en honor al siglo XVII, que se completa con el Certamen de Música Antigua durante el mes de octubre.
En Olivares, además de numerosas obras de arte y grandes tradiciones, espera un hermoso paraje natural bañado por el Corredor Verde del Guadiamar.
Olivares se encuentra en una fértil vega regada por el río Guadiamar, dedicándose sus habitantes a la agricultura, fundamentalmente al cultivo de los cereales y al de los árboles frutales y agrios. Otros cultivos son las oleaginosas y el olivar de verdeo.
Disfruta de este entorno en el que incluso encontrarás el yacimiento arqueológico perteneciente a la ciudad ibero romana de Laelia.